lunes, 22 de enero de 2018

Valencia. San Vicente Mártir en Santa Tecla







"San Vicente en la cárcel de Sta. Tecla. Mandada labrar por el Arzobispo Aliaga (hoy en la iglesia de la Roqueta.)"





   En un pequeño librito publicado en 1949 por los Misioneros del Inmaculado Corazón de María, Ermita de la Roqueta, "San Vicente Mártir en Valencia, Monumentos, devoción , vida y martirio", se recorrían los lugares vinculados a San Vicente Mártir en Valencia. Uno de ellos es el desaparecido convento de Santa Tecla.
   Transcribimos literalmente este breve texto:


   "Padre, con tu permiso responderé yo al Juez", se adelanta el Diácono Vicente a decir al venerable anciano Valero, cuya autoridad y ciencia indiscutibles estaban servidas por una lengua poco expedita, razón por la cual ya en Zaragoza descargó sobre el Diácono el oficio de predicador.
   Vuelto al Presidente dice: "Nos invitas tú a negar nuestra fe; pero sabe que para la conciencia cristiana es un crimen negar el culto al único Dios verdadero. No te esfuerces en vano; confesamos claramente nuestra fe en un solo Dios, de quien somos testigos y servidores; en su nombre con desprecio de tus amenazas y suplicios sostendremos nuestras creencias hasta la muerte. Tus castigos crean nuestra corona, y por la muerte llegaremos a la vida inmortal."
   Tal fue el momento más heroico del mártir: su elección y magnánima decisión de vencer en el combate de la fe. ¿Cuál fué el escenario de tan sublime rasgo?. Las historias antiguas nos responden con el nombre del Convento de Santa tecla. Se supone que el palacio de Daciano o mejor tal vez el tribunal romano estuvo allí. Durante siglos venerose la sala del juicio y la escalera ppor donde los dos confesores subieron a dar el testimonio de su fe y a escuchar el veredicto del Juez, que, mientras reservaba al joven atleta para los suplicios, relegaba al anciano Obispo al destierro que, según una tradición, cumplió en Enate junto a Barbastro. En unas obras de ampliación de la Iglesia en el siglo XVII, desapareció la sala y quedaron unos escalones que se adornaban con profusión de luces y flores en la fiesta del Santo. En la Valencia actual ya no queda ni huella de la escalera, Iglesia y Convento, porque por aquí pasó la garra de la revolución de 1868; tenemos que acudir a planos antiguos para fijar su situación; en el del P. Toscá (s. XVIII) lo vemos alineando su fachada con la calle del Mar frente a la de Campaneros.
   Fué siempre esta iglesia uno de los más venerados monumentos de Valencia. En el repartimiento de la ciudad el rey Conquistador lo donó a los Clérigos procedentes de tarragona que lo dedicaron a su Patrona Santa Tecla; más tarde las Monjas Agustinas que habitaban en el Convento de San José junto a la antigua puerta de los Tintes, trasladáronse a la Iglesia que denominaron de San José y Santa Tecla, y aquí permanecieron hasta su destrucción. Pasaron años más tarde (1880) al Convento de San Vicente de la Roqueta (hoy vulgarmente de las Teclas), continuando aquí su tradicional culto al Santo en su cárcel, cuyos sillares lograron rescatar y numerados uno por uno, reconstruyéronse en una capilla lateral de la Iglesia de la Roqueta. Era esta cárcel la joya más preciada de la Iglesia de Santa Tecla, que atraía a los devotos del Santo Mártir. La revolución última cuidose de aventar para siempre hasta estos últimos sillares."





"Una cruz señala el emplazamiento de Sta. Tecla en la plaza de la Figuereta.
(Fragmento del Plano de la Ciudad, por el P. Toscá.)"




sábado, 6 de enero de 2018

Algemesí. Adoración de los Reyes del Retablo de Pardines






Algemesí. Adoración de los Reyes. Retablo de Pardines.





   En la Solemnidad de la Epifanía, la Adoración de los Reyes del Retablo de Pardines, en la Basílica parroquial de San Jaime Apóstol de Algemesí.
   Era Pardines un antiguo señorío, incorporado a Algemesí, junto al de Cotes, en 1620. Del muy antiguo poblado de Pardines apenas queda una ruinosa pared (Paret de Pardines) como testimonio de su existencia, y en la Basílica parroquial de San Jaime Apóstol de Algemesí se conservan (según contaba Belda Ferre en su libro "Algemesí y su Patrona", publicado en 1908) algunos objetos procedentes de su iglesia, que estuvo dedicada a San Miguel, entre ellos un pequeño y bello retablo, s. XVI, magníficamente restaurado hace unos años.